Editorial

Por el mundo.

Habiendo la Cámara de Diputados aprobado el primer proyecto del gobierno sobre dos bonos permanentes para ayudas económicas a familias de ingresos medios y bajos, y a los pensionados, consistente en el entrega de 80 dólares mensuales por cada miembro de la familia.

Y plenamente consciente de que la educación es la mejor manera de combatir la pobreza y la esclavitud; desde una modesta escuela de la comuna popular de Quinta Normal, jamás antes visitada por mandatario alguno, y demostrando que tiene urgencia por cambiar las cosas, la Presidente Michelle Bachelet anunció un proyecto de ley que desmantela una de las más perjudiciales medidas de la dictadura de Piñera, que buscó terminar con la educación pública. 

La Presidente, de hecho nacionalizó la educación; además disponiendo ejercer una mayor transparencia financiera en los colegios particulares subvencionados.

“Vamos a llevar adelante una reforma educacional, dijo la Presidente, que integre, que asegure calidad y gratuidad a nuestros niños, niñas y jóvenes, es decir, que nadie se quede fuera de la educación de calidad porque no tienen cómo pagar”.

Y agregó: “Vamos a terminar con la municipalización de la educación que dejó como herencia la dictadura, un modelo que finalmente lo que ha hecho es profundizar la desigualdad, condenar a los niños y niñas a no salir de la pobreza”.

En tanto, hay gobiernos, como el de México -que arribó al poder de manera ilegal, pero con el reconocimiento de los EEUU y sus aliados; e inexplicablemente también de los gobiernos de Iberoamérica, que debieron voltearle la espalda- que siguiendo los lineamientos de los organismos financieros internacionales, cada vez más reduce los presupuestos de educación, ciencia y cultura.

Consecuentemente, si el pueblo no tiene preparación ni fuentes de trabajo, la violencia, en vez de disminuir, sigue aumentando exponencialmente.

En Medio Oriente.  Ciertamente tarde, pero no por ello mal visto; toda vez que varios países árabes apoyan a los opositores al Gobierno sirio liderado por el presidente Bashar al Assad, especialmente Jordania, Arabia Saudita, Qatar -estos últimos al parecer han entrado en conflicto- el Gobierno de Damasco decidió cerrar sus embajadas en Arabia Saudita y Kuwait, debido a que estos países se negaron a aceptar las acreditaciones de sus diplomáticos enviados allí desde el inicio del conflicto armado.

Y referente a Ucrania, es de considerarse, que la pesada deuda de Ucrania -35 mil millones de dólares- sería para la Unión Europea un fuerte lastre que tendrá que echarse a cuestas, al menos en parte, en el caso de que Crimea y Ucrania se dividieran; lo que no es muy probable que Rusia aceptara que Ucrania volteara hacia Europa.

Pero la deuda, haciendo ver que a río revuelto ganancia de pescadores -en este caso de invasores- resulta excelente para Washington, porque el Gobierno de Kiev tendría que aceptar todas las draconianas exigencias del FMI, y privatizar lo que aún pueda quedar allí por privatizar, todo en beneficio de las transnacionales.  

Pues finalmente los EEUU no viven una democracia, sino una patética oligarquía.