Diario Libertad

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Don Sata

martes, 25 de marzo de 2014

Editorial

No se puede pensar bien.

Independientemente de que en la pren$a occidental solo se lee de la “invasión rusa a Crimea”.  El aducir que Rusia se anexó la Península; cuando ésta voluntariamente se independizó de Ucrania y sus ciudadanos mayoritariamente -más del 90%- votaron por anexarse a la Federación Rusa, es un indudable engaño más del impresentable Barack Obama.  Toda vez que no ha habido ningún ataque ruso y ni siquiera un solo disparo.

Pero el individuo está jugando carambola de tres bandas, pues Barack Obama sabe perfectamente bien que las “sanciones” que su Gobierno y la Unión Europea le impongan o le puedan imponer a Rusia, no solamente tendrán una equivalente respuesta por parte del Kremlin; sino que sus “socios” europeos -a los que espía, cabe mencionarlo- serán los más perjudicados -especialmente Alemania, la Gran Bretaña y Francia, que dependen del gas y el petróleo ruso- si le siguen el perverso juego.

Como inexplicablemente lo hizo Mark Rutte, el primer ministro holandés, quien declaró que  “Europa y Estados Unidos están unidos en nuestro apoyo al gobierno y al pueblo ucranio; pues consideramos los intentos de Rusia de anexionar Crimea (¿?) como una flagrante ruptura de la legislación internacional (¿?) y condenamos sus acciones en los términos más duros posibles”.

Pero el vergonzante premio Nobel de la Paz, que promueve todo lo contrario, dice estar convencido de que las sanciones económicas tendrán “considerables consecuencias”; -y vaya que las tendrán- como lo manifestó en Holanda, donde inició una gira por la quebrada eurozona, en el marco de la “Cumbre de Seguridad Nuclear”.  Donde además se reunirá en La Haya con el citado G7 para analizar la respuesta que darán por la anexión de Crimea  por parte de Rusia (¿?)

“Europa y Estados Unidos estamos unidos en apoyo al gobierno y al pueblo ucranio; estamos unidos en la imposición de un costo a Rusia por lo que ha hecho hasta ahora”.  Dijo el belicoso e inconsciente yanqui.

Que si piensa que sus gestiones para congraciarse con China -allá se encuentran su esposa Michelle y sus hijas- le van a funcionar para que le dé la espalda a Rusia; que ni lo piense.

Pues ya fue informado por The New York Times y el prestigiado semanario alemán Der Spiegel, que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) ha estado espiando a las redes chinas de telecomunicaciones y Huawei, el gigante chino de internet, basados en documentos “oportunamente” proporcionados por el ex contratista de la NSA Edward Snowden, actualmente refugiado en Rusia.

Cabe mencionar, que aunque los EEUU nunca se han caracterizado por tener buenos diplomáticos -ni Kissinger ¡vaya!- pues siempre se han impuesto por su poderío militar, luce imperdonable que el nefasto yanqui y los sionistas que lo manejan, no hayan tomado en cuenta que Rusia, a través del citado Snowden, está al tanto de muchos “secretos”, como el de los espionajes que han hecho quedar tan mal a la Casa Blanca; sino bélicos y tácticos.

Por no citar que de un momento a otro se espera que se dé a conocer cómo estuvo el asunto de Las Torres Gemelas; que aunque inferido por la comunidad internacional, al hacerse público -aunque lo nieguen- no solamente causará el repudio internacional, sino el de sus propios ciudadanos que no perdonarán semejante bajeza.

Y ya que hablamos de bajezas y “coincidencias”: Cuatro días después de que el vuelo MH370 DE Malasya Airlines desapareciera de los radares, una patente de semiconductores fue aprobada por la oficina de patentes de EEUU. 

La susodicha patente se divide en cinco partes de 20% entre cinco titulares. Uno de los titulares es la Freescale Semiconductor, de Austin, Texas, propiedad del multimillonario británico Jacob Rothschild -socio de la Reserva Federal, el banco privado al que la Unión Americana le debe su impagable deuda- y los otros cuatro eran empleados chinos de la propia compañía: Peidong Wang, Zhijun Chen, Zhijong Cheng y Li Ying.

Y si se dice “eran” porque todos ellos viajaban como pasajeros en el avión desaparecido el 8 de marzo.  Por lo que el sobreviviente, el citado Jacob Rothschild, se convirtió en el único titular de la importante patente. 

¿Suerte para uno y mala suerte para otros?  Dados los antecedentes no se puede pensar bien. 

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