Derrotados
y humillados.
Independientemente
de que la Independencia de Crimea está apegada al derecho internacional, según
la Carta de las Naciones Unidas, y las resoluciones 1514 (XV) y 2625 (XXV)
de la Asamblea General de la ONU, además de la opinión emitida por la Corte
Internacional de Justicia sobre Kosovo.
La proclamación de
Crimea, más su posterior anexión a la Federación Rusa y su aceptación por parte
de la Corte Constitucional y el Parlamento, no solo es la más dura derrota
económica, política y diplomática al sionismo y su esfera de influencia en la
Unión Europea, especialmente a Gran Bretaña, Alemania y Francia; sino una dura humillación
a Washington y en especial a Obama y sus ridículas sanciones.
Y no nada más
porque el Kremlin le respondió con la misma medida prohibiendo el ingreso a su
territorio a funcionarios y legisladores; entre ellos, al presidente de la
Cámara de Representantes, John Boehner, al presidente del Comité de Relaciones
Exteriores del Senado, Robert Menéndez, y al siempre oportunista John McCain;
entre otros senadores que abrieron la boca cuando no debieron de haberlo hecho.
Sino por la respuesta de Dimitry Rogozin, el viceprimer
ministro ruso -uno de los sancionados- y jefe de la industria militar rusa,
quien colocó en Twitter un mensaje para el Presidente yanqui al que llama “Camarada
Obama” ¿qué haremos aquellos que no tenemos cuentas ni propiedades en el
extranjero; no pensó en ello?” Y
agregó en otro twitt: “Pienso que algún bromista preparó el
borrador de las sanciones del Presidente de EU”.
Sin poder dejar
de citar el papelón de la canciller alemana Ángela Merkel, el del primer
ministro británico David Cameron, y el del impresentable demagogo Francés
François Hollande, que tendrán que tragarse sus amenazas, so pena de que
también les apliquen sanciones que serían en extremo dolorosas para sus
conciudadanos; baste recordar que Alemania depende en un 60 % del gas y del
petróleo ruso.
Pero lo mejor del caso es el
antecedente secesionista que deja Crimea y que seguramente respaldará a
Venecia; pues aunque no se dio a conocer ampliamente, mientras Crimea se
separaba de Ucrania, los venecianos llevaron a cabo un referéndum para
separarse de Italia, y se espera que también los lleven a cabo Cataluña,
Escocia, y Quebec.
Sin olvidar que en la Unión
Americana hay ya 20 Estados que ya han enviado escritos pidiendo su separación
de Washington; entre ellos, el más notorio es el de Texas y que con este
antecedente no tardan en pedir el tan temido referéndum.
Cabe citar, que el que China no
se haya unido a Rusia en el veto a la resolución de la ONU con relación a la
independencia de Crimea, fue tomado por, Zbigniew Brzezinski -ex asesor de
Seguridad Nacional de Carter e íntimo de Obama- como que el hecho había sido
“un golpe mayúsculo” a Putin.
Pero hay quien opina que China
dejó sola a Rusia para que demostrara su poderío sin necesidad de su
apoyo. Y así se piensa, pues en cuanto
Brzezinski dio a conocer su opinión, Beijín declaró que cooperará con Crimea en cuanto la situación
se estabilice.
Y por si todo lo anterior fuera
poco, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitry Peskov, no pudo ser más
contundente: “Rusia cambiará de socios en caso que se impongan sanciones económicas de
Estados Unidos y la UE”.
Por supuesto que nadie duda que
esos nuevos socios serían las BRIICS -que ya lo son- y los 120 países No Alineados,
entre los que desde luego se encuentra Venezuela.
Todo esto con relación a Crimea;
pero con relación a Ucrania, el impresentable John Kerry dio a conocer un
“acuerdo” entre él y Serguei Lavrov donde atribuyéndose el mérito, los
multimedia occidentales publicaron de la siguiente manera:
Se redactará una nueva
Constitución que contempla que el idioma ruso será oficial junto al ucraniano y
las regiones dispondrán de una amplia autonomía. La Federación Rusa protegerá a los rusófilos
de la parte oriental, y la neutralidad de Ucrania entre Rusia y los EEUU.
Finalmente las tropas rusas, sin
encontrar oposición, tomaron las instalaciones portuarias de Crimea, incluido
el puerto de Sebastopol y las fuerzas ucranianas se retiraron pacíficamente.
Se deja al lector la interpretación
de las condiciones, y a quién se le puede atribuir el triunfo en la disputa de
la estratégica nación.
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