Dejando claro que la democracia
cada cual la entiende a su manera, por no decir que a la mayoría de los
gobiernos la voluntad del pueblo les importa un comino.
Tras la decisión que tomó el
Parlamento regional de Crimea de ingresar a la Federación Rusa, o sea,
separarse de Ucrania, por 78 votos a favor de los 81 diputados presentes. Que buscará confirmar en un referéndum que se
adelantó, del 30 al 16 de Marzo.
Resolución que fue celebrada por
miles de personas congregadas ante el
Parlamento que gritaban "Rusia, Rusia". Lo que era de
esperarse pues en la Península la gran mayoría de sus habitantes, o son rusos,
o de ascendencia rusa.
El viceprimer ministro regional,
Rustam Temirgaliyev, declaró que la población decidirá la próxima semana si
sigue perteneciendo a Ucrania, o se une a la Federación Rusa. Aunque es de esperarse que la inmensa mayoría
opte por adherirse a la Federación.
Pero Arseni Yatseniuk, primer ministro
interino de Ucrania, afirmó que "el gobierno y el Ejército ucranianos
actuarán de acuerdo con la Constitución y la legislación". Y desde
Bruselas, donde se reunió con los 28 Países que conforman la UE para tratar lo
referente a la crisis, declaró: “Es una decisión ilegítima, ese referéndum
no tiene base legal alguna”; al tiempo que le pidió a Rusia que no
apoye a los que buscan el separatismo.
Y ya en plan melodramático, dijo
estar “comprometido con la
integridad política y territorial de Ucrania; pero que responderá
militarmente a una eventual invasión de su territorio”. Y agregó: “Sé
que hay un real desequilibrio militar entre Ucrania y Rusia. Nosotros no tenemos armas nucleares,
pero tenemos el espíritu. Es
el espíritu de la revolución ucraniana”.
De todo esto Vladimir Putin ya fue
informado. Y aunque antes había declarado
que Rusia no preveía una anexión de Crimea, dijo que le parecía bien que la población
de la península decidiera libremente.
Ante estos hechos, el Gobierno
golpista, reconocido por la UE y los EEUU, reaccionó ordenando la detención del
jefe de gobierno prorruso, el primer ministro de Crimea, Sergei Aksenov, así
como del Presidente del Parlamento autónomo, a quienes acusa de violar la
Constitución.
Cabe citar que Crimea no es la
única que ya está pidiendo separarse, en la ciudad ucraniana de Donetsk ya también
han izado banderas rusas y están pidiendo la independencia de Kiev.
Sin
embargo hay cosas que no pueden pasarse por alto para analizar la posición de
los EEUU y la UE frente a Rusia; a la que pretenden imponer sanciones y romper
lazos comerciales.
Pues Europa
importa el 31,8% de gas de Rusia, el 34,5% del petróleo, y el 27% del
carbón. ¿Puede entonces considerar
sanciones comerciales relevantes sin atentar en contra de su propio sistema
energético?
Además de que los británicos no deben
estar muy interesados en aplicar sanciones comerciales o relacionadas con la
energía; y mucho menos en poner en peligro el intento de Londres de convertirse
en el destino de las inversiones personales inmobiliarias de los millonarios
rusos -no en balde desde hace años a la Capital se le conoce como “Londongrado”-.
Y Alemania está peor. Las empresas alemanas tienen
22.000 millones de dólares invertidos en Rusia, y participación accionarial en
más de 6.000 empresas. Cuentan además con
el ex canciller Gerhard Schröder en el Consejo de Administración de la poderosa
petrolera Gazprom; y su actual ministro de Exteriores, Steinmeier, es un
ahijado político de Schröder y también coincide en la idea de que la relación
con Rusia es estratégica para Alemania.
Putin cubre a Merkel con un abrigo en un
acto
de la cumbre del G20 en San Petersburgo
de 2013.
Y un ejemplo del poderío ruso, es que el
pasado lunes las bolsas y los mercados de divisas castigaron a Moscú; y en sólo
24 horas ese impacto se revirtió. Ya sea
porque finalizaron las maniobras militares en territorio ruso, o por la
conferencia de prensa de Putin del martes.
Pero el caso es que la tormenta se invirtió.
El rublo recuperó casi todo lo que
perdió un día antes, la bolsa ha ganado un 5,3%, Gazprom un 7,9% y otras
empresas porcentajes similares.
Lo más
curioso del caso, por llamarlo de alguna manera, es que el
impresentable Obama se preocupa porque Crimea se separe de Ucrania, pero no
dice nada de lo que sucede en la Unión Americana que supuestamente preside.
Cuando a
una semana de haber sido reelecto, ya son 20 Estados los que han enviado
iniciativas para independizarse; lo que no habla de un triunfo claro. Texas ya ha capturado más de 100 mil firmas,
cuatro veces más de las que son necesarias para que la petición sea examinada
por la Administración Obama, y se vea obligada
a dar una
respuesta oficial a la demanda.
La
mayoría de los Estados pertenecen al Sur. Alabama, Colorado, Arkansas, Florida,
Mississippi, Missouri y Lusiana no están contentos con la reelección.
Los
autores de las peticiones se apoyan en la Declaración de Independencia, que
reza que “cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora, el
pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que
base sus cimientos en dichos principios”.
Entre las
razones que esgrimen, como argumentos, figuran las violaciones de los derechos
humanos, incluidos los registros de pasajeros en los aeropuertos.
Pero
Obama parece ser el clásico hombre que ve la paja en el ojo ajeno, pero no ve
la viga en el propio.
Durante la ceremonia de
conmemoración del primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez, el Presidente
de Venezuela, Nicolás Maduro, rompió "relaciones políticas y
diplomáticas" y "congeló" los nexos comerciales con el gobierno
de Panamá.
"Frente a la
conspiración abierta del Embajador del gobierno panameño en la OEA, he decidido
romper relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno actual de Panamá, y
congelar todas las relaciones comerciales".
El presidente panameño, Ricardo
Martinelli, se
declaró “sorprendido” por el anuncio de su homólogo, y
calificó como “inaceptables” los señalamientos del Presidente
Nicolás Maduro, quien acusó a su gobierno
de “intervencionista” por haber propuesto una reunión extraordinaria
de la Organización de Estados Americanos (OEA) para debatir sobre
la crisis y las protestas de las últimas semanas en Venezuela.
Y señaló que “Panamá sólo busca acercar a los diferentes actores en
ese país hermano para fortalecer la democracia y los derechos humanos; no entendemos los temores del gobierno
venezolano” Pero no se puede
dejar de señalar que el Gobierno panameño es proclive a Washington.
A todo esto, el secretario
general de la OEA, José Miguel Insulza, aclaró que “la Organización no
puede intervenir sin la autorización o aceptación del país afectado”;
sin embargo señaló: “desde el punto de vista de los hechos objetivos, se puede afirmar que
Venezuela es una sociedad fuertemente dividida”.
Como respuesta a ese
señalamiento, el Presidente Maduro declaró que no aceptaría la “intervención”
de la Organización en su País. Y sin
muchos miramientos, cual es su costumbre, espetó: “¡Fuera la OEA de aquí, por ahora y para siempre!”.
Y luego todavía hay quien dice que no viene el
cambio de Era.
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