Diario Libertad

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Don Sata

jueves, 6 de marzo de 2014

Editorial

La reunión que van a tener en Paris el Ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, y el secretario de Estado norteamericano John Kerry, en el encuentro de una conferencia internacional sobre Líbano, seguramente también tratarán lo relativo a Ucrania. Pero se puede anticipar que ninguno de los dos temas tendrá un resultado positivo.

Y no solamente porque ambos casos son parte del proyecto internacional sionista de apoderarse de las riquezas del mundo; y consecuentemente el impresentable millonario Kerry no puede variar su posición.

Sino también porque el mencionado Kerry, que inexplicablemente ocupa ese cargo, pues carece completamente de la habilidad diplomática que se requiere para mediar, proponer o solucionar un diferendo, como de sobra lo ha demostrado con las prepotentes intervenciones que tiene en cada reunión en la que se presenta.

La posición rusa es de respeto a lo acordado y firmado por el Presidente Viktor Yanukovich y los integrantes de la oposición; y la adoptada por la Casa Blanca es que Rusia no intervenga; cuando es claramente sabido que ellos están detrás de lo que sucede en los dos casos.

Y aunque se insiste -tal vez con más optimismo y esperanza que detenido análisis- que esta nueva confrontación entre los EEUU y Rusia, mucho más seria que la guerra fría del Siglo pasado, y a pesar de que no han sido pocos los analistas que han advertido de una tercera Guerra Mundial, no se llegará a un enfrentamiento armado entre las naciones involucradas.

Pero las duras consecuencias económicas que sin duda traerá, acabarán afectando a muchas naciones del mundo.  Pues si a sanciones económicas se van, no se pueden olvidar dos cosas.

Una, que China -que aún no ha fijado su posición- y Rusia, son socios; y que el poderío económico y comercial de la potencia asiática puede hacer pedazos a cualquiera.  Y dos,  que la poderosa Alemania, por hoy depende del gas de Rusia; y aunque podría abastecerse por otro conducto, la situación no es tan fácil.

Pero tal vez todo esto sea parte del cambio de Era que fue anunciado por los mayas; y que ciertamente ya lo estamos presenciando.

Pues hasta los seguidores de Alá, que desde la muerte de Mahoma en el 632 se han estado peleando entre sí, hoy están ahondando sus diferencias.

Como claramente se puede inferir cuando después de recientemente haber firmado un decreto que prohíbe a sus súbditos toda participación en hostilidades fuera del reino, y de ser miembros de grupos religiosos radicales -aclarando que ya en estos tiempos la palabrita de “súbditos” se antoja anacrónica, por no decir que hasta ofensiva- el rey de Arabia Saudita, llamado Abdallah, parece haber entrado abiertamente en guerra contra la Hermandad Musulmana.

Pero con sus excepciones.  Pues la real decisión no aplica a la yihad -guerra santa- en Siria, sino únicamente a las acciones de la Hermandad Musulmana en Egipto.

El pasado 20 de Febrero, el citado Rey amenazó a Qatar con cerrar sus fronteras y su espacio aéreo si el Emirato continúa en servir de base a la citada Hermandad Musulmana.  Y pocos días después, el 4 de Marzo, ordenó el cierre de los stands de los editores vinculados a la Hermandad, que tenían previsto participar en la Feria del Libro en Riad.

Sin soslayar que en El Cairo, la organización islámica Hamas, que es una ramificación de los Hermanos Musulmanes -considerada por la ONU como una agrupación terrorista, pues controla la Franja de Gaza, zona limítrofe con Egipto- ya ha sido legalmente proscrita por los tribunales egipcios, hoy controlados por los militares proclives Washington, y habrá de suspender todas sus actividades en Egipto.  

Pero por lo pronto, Arabia Saudita, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos, retiraron a sus embajadores de Qatar.

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