Efecto
dominó y más amenazas.
Entre Ucrania y
Moldavia, aunque no tiene salida al Mar Negro, se encuentra la república de
Transnistria -Transdniéster- con poco más de 600 mil habitantes; su capital es
Tiráspol. Su principal idioma es el
ruso, el romano-moldavo y el ucraniano.
Declaró su
independencia de Moldavia el 2 de Septiembre de 1990 y solo tres naciones no
miembros de la ONU la han reconocido: Abjasia, Osetia del Sur y Nagorno Karabaj.
Moldavia la
considera un territorio separatista y no ha reconocido su secesión; aunque
tiene una Constitución, una bandera, un himno, un escudo, un presidente,
Yevgeny Shevchuk, una primer ministro, Tatiana Turanskaya, un Congreso, un Ejército,
una policía, un sistema postal y una moneda propia.
Pero al no ser
reconocida por la comunidad internacional, sus ciudadanos viajan con pasaporte
moldavo.
Para entender el
por qué Moldavia no reconoce su independencia, cabe citar que en 1990, el 40%
del PIB de Moldavia, y el 90% de su producción eléctrica, correspondían a
Transnistria.
Pero así como no
se supo que el mismo día que Crimea llevaba a cabo el referéndum para anexarse
a la Federación Rusa, Venecia llevaba a cabo uno para independizarse de Italia,
como ya se había citado oportunamente en este mismo espacio.
En ocasión del
referéndum de autodeterminación realizado en Crimea, la hermosa ministro de
Relaciones Exteriores de Transnistria, Nina Shtanki, -foto- saludó
el resultado obtenido y recordó que el 17 de septiembre de 2006,
el 97,2% de la población también ratificó su independencia y se pronunció
por la adhesión a la Federación Rusa.
El 1º de
septiembre de 1990, o sea sólo una semana después de su proclamación de
independencia de Moldavia, ésta fue
aceptada como miembro de la ONU; mientras que 24 años después, la República de
Transnistria, sigue viviendo en condiciones de Estado autoproclamado pero
no reconocido por la misma ONU.
Por lo que el presidente del
Parlamento, Mijaíl Burla, ya escribió a su homólogo ruso para solicitar la
adopción de una ley que apruebe la adhesión de Transnistria a la
Federación Rusa, como acaba de hacerse en el caso de Crimea.
En respuesta, y dejando ver que
la democracia les importa un comino, el presidente de Moldavia, Nicolae
Timofti, solicitó a la Unión Europea que acelere la firma de un acuerdo de
asociación para hacer irreversible el estatus jurídico de Transnistria como
parte del territorio de Moldavia.
En junio de 1992,
la OTAN quiso resolver el asunto recurriendo a la fuerza, y propició un
enfrentamiento bélico entre Moldavia y Transnistria, pero ante
la resistencia armada de la población, tuvieron que dar marcha atrás; y desde
entonces una fuerza de paz de Rusia garantiza la seguridad en el territorio.
A todo esto, el
Comandante Supremo de la OTAN, General Philip Breedlove, le ¡advirtió! a Rusia
contra todo intento de anexar Transnistria.
Ya en América. En Chile se anunció el retiro de proyectos de
ley en materia de educación presentados por el ex presidente Piñera; ya que
estas iniciativas de último minuto “contradicen los principios y pilares de la
reforma educacional propuesta por la presidenta Michelle Bachelet”, agregando
que “establecen
estándares regulatorios insuficientes para mejorar la calidad de la educación”.
Estableciendo que “la
educación no es un bien de consumo, sino un derecho social”,
como pretendían que fuera; que es lo que se ha propuesto la nueva
administración, basada en el principio de calidad, el fin de la segregación y
el lucro en la educación.
Totalmente fuera de foco y
exhibiéndose lastimeramente en su miseria capitalista, los parlamentarios de
derecha de diferentes grupos se unieron para anunciar su oposición al nuevo
gobierno, al que lo tildaron de “corrupto” (¿?) y de atentar contra
el crecimiento económico al no continuar las políticas de sus antecesores y
acabar con las concesiones de hospitales y cárceles.
En África. En
un proceso exprés en la ciudad de Menia,
en el Alto Egipto, 529
seguidores del derrocado presidente islamista Mohamed Mursi -actualmente preso
en El Cairo- fueron condenados a muerte por un tribunal que los halló culpables
de asesinato, disturbios, y de atacar comisarías de policía. Están detenidos 135 y el resto fueron
juzgados en ausencia.
Y aunque todos los condenados
pueden apelar la sentencia. En su
primera reacción, defensores de los derechos humanos hablaron de un fallo
"escandaloso". Sin omitir que
se trata de la condena a muerte más masiva en la historia de Egipto -y tal vez
en todo el mundo- y que también es inédito el número de acusados en una misma
causa.
Y eso que la corte dividió a los
procesados en dos grupos; faltan por ser juzgados otros más de 600 que fueron
presentados el día de ayer martes ante el tribunal; sin que todavía se sepa cuál
fue la resolución. Pero como entre los
nuevos acusados se encuentra Mohamed Badie, el máximo líder de los Hermanos
Musulmanes, es de suponerse que la sentencia será la misma.
El proceso se llevó a cabo con
una inusual celeridad, con la condena apenas en el segundo día de
audiencias. La defensa no pudo acceder
al tribunal, por lo que no tuvo oportunidad de presentar sus pruebas de
descargo, y los acusados ni siquiera estuvieron presentes.
El Gran Muftí es la autoridad religiosa, que
según el derecho egipcio tiene que ratificar las sentencias de muerte; pero
ante las protestas internacionales se espera que no lo haga.
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