Aunque
aparentemente con la anexión de Crimea a la Federación Rusa y de Ucrania a la
Unión Europea el asunto de la guerra fría está terminado; desde otro punto de
vista se podría decir que apenas comienza.
Respaldando
lo anterior en la tesis de que en Ucrania existen más brotes secesionistas, y
con el antecedente de independencia de la Península y su posterior referéndum. Más el “acuerdo” firmado por Serguei Lavrov y
John Kerry, donde el Kremlin impuso totalmente sus condiciones; sin soslayar que
la región rica en gas es preferentemente ruso-parlante, el suponer que no todo
está dicho, no es aventurado.
A más de que los ucranianos, a
pesar de que el Primer Ministro interino, Arseni Yatseniuk describió el acuerdo
con la UE como “El primer paso para que su país pase a formar parte de la
familia europea”.
Y de que el presidente del
Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, afirmó que la firma del acuerdo “es
una prueba de la voluntad
de la UE de ayudar a Ucrania (¿?) y simboliza la importancia que concede a sus relaciones
con la ex república soviética”.
Los ciudadanos no tardarán mucho
en sentir -resentir sería más propio- los problemas por haberse asociado a la
económicamente quebrada UE. Problemas
que inexplicablemente no pudieron visualizar, pero que ya les están tocando la
puerta.
No solo porque el Kremlin les vendía
el petróleo y el gas a precios preferenciales -lo que seguramente dejará de
hacer- sino porque también les había ofrecido un apoyo de 15 mil millones de
dólares para aliviar la presión de la deuda que tienen de 35 mil; y que los EEUU
ofrecieron apoyarlos con solo un mil.
Sino porque las autoridades
europeas le han ofrecido a Ucrania una ayuda financiera de
hasta 11 mil millones de euros -menos de lo que les brindaba Rusia- pero
¡condicionada a la aplicación de un programa de “reformas estructurales”!
actualmente en fase de elaboración.
Pero ya se sabe qué las
“reformas estructurales” consisten en reducir los programas sociales, los
salarios y las pensiones; que es lo mismo que les han hecho a todas las
naciones otrora independientes a las que hay “ayudado”, generando con ello los
conflictos y las manifestaciones de protesta que semana a semana se llevan a
cabo.
Y aunque los Halcones seguirán
insistiendo, como lo siguen haciendo en Siria, visto está que esta partida la
ha ganado nuevamente el Kremlin. Lo malo
dl caso, como ya lo hemos anticipado en no pocas ocasiones, es que sigue
Venezuela.
Donde agentes de la policía
antimotines dispersaron con gases lacrimógenos y carros lanza agua una manifestación,
principalmente de estudiantes, que protestaban por el arresto de dos alcaldes
de la oposición: Daniel Ceballos, de San Cristóbal en Táchira, y Vicencio
Scarano, de San Diego en Valencia. Afortunadamente no se reportaron heridos o
muertos.
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